domingo, 6 de julio de 2014

La vereda de la puerta de atrás - Extremoduro

Decidido. Continuaré mi camino por "La vereda de la puerta de atrás", el camino por el que espero llegar a lo que en el anterior post había detrás de un hipotético muro, mientras yo, condenado a mirar desde fuera, dejo que lo toque el Sol, porque soy así, busco el siguiente escalón de la constante escalera de mi vida, pensando que cuando llegue al tejado, aun tendré que sentarme a esperar que esa objetivo, la felicidad (más aun de la que tengo), me mire y sepa que la estoy buscando. Vivo "condenado a vivir entre maleza, sembrando semillas de algodón", pues, me considero alguien distinto, de otro palo, tanto que estoy cansado de todo, de que cada día muera gente en mi televisor, de que cada día sea una rutina, hasta el punto que paso de escribir en el blog con regularidad para que esto de verdad me sirva para expresarme, de que cada una de las canciones que comento aquí os puedan parecer sandeces, siendo yo un friki de la música, como ya me han llegado a decir... 
Sin embargo, este es el camino que escojo, el que quiero vivir, el que, cuando llegue a las puertas del muro, me cueste una batalla en la que resulte vencedor. El muro, ahora si lo puedo decir, es la plenitud de todo lo que me rodea, que todo me salga bien, y para que eso suceda tengo que acabar con los soldado que lo guardan, que "son flores de madera", mientras mi ejercito no tiene ni bandera, "solo un corazón". Por suerte, o por desgracia, "entre los dedos se me escapa volando una flor y yo la dejo que me marque el camino", esta andadura hedonista en la que acabaré, si no pasa nada y logro lo que me propongo, por "dejar de lado la vereda de la puerta de atrás por donde" vi marchar cada uno de los obstáculos que me haya podido encontrar, "como una regadera que la hierba hace que vuelva a brotar, y ahora es todo campo ya".



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