"El rastro", un mercadillo en el que todos queremos vender un poquito de nosotros y que nos lo compren.
Yo vendo, aunque no me hagas ni puto caso cuando vendo "fracasos como si fuera hierbabuena", un caer que huele a flores y un plantel con desamores y de regalo, calma, estabilidad y "mi fogata a fuego lento, para tus ojos de sarmiento".
Hablemos de formas de pago: un beso, por el que me arrastraria "como un sapo, como un principe en arapos, en fin, como lo que soy".
Los productos incluyen como garantia, para que no eches en falta el mercadillo, el sueño que mas quiero anclado en un sombrero.
Ni las gitanas guapas, que lo venden mas barato, podran hacer una oferta como esta en este rastro, donde curan la tristeza.
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