Intento de un cuento, un cuento que pudrió mi voz, el que me acunará la piel. Parece un corazon, se lo robe a los sordos.
Lo cuenta un cielo que murio, un sol sediento, que solo tiene una intencion: dar. Lo cuenta el polvo que quedó tras el estruendo y el carmin, al que le cuesta decir adios. Lo cuenta el viento que lloró.
Hombres pisaron cometas de silencio que deje, que no he sabido mantener, con los que ayer pude mandar a la mierda y hoy echar de menos, matando a mi aliento por volver atras, por aquellos dias en los que todo eran buenas caras y risas.
Este cuento no lo cuenta nadie, porque nadie va contando vagones de fe, de esperanza en creer que todo cambie, desde lo personal hasta el mundo y viceversa, sabiendo que ningun tren van a parar para que subas a cambiar las cosas, eso se hace a la carrera y yo me pego simpre me pego la hostia, siempre detras de los mismos trenes. Entonces es cuando veo sombras que se ciernen sobre mi, y se comen la luz del final del tunel de esos trenes. Tuneles sin respiracion, en los que me trago el humo del carbon, volviendo mi sangre gris, produciendole un solo dolor entre mil.
Este cuento me lo encuentro en cada reloj, en el que siempre me toca perder, en el que siempre son las mismas horas, cada dia, pasando el tiempo, no saliendo de ese metaforico tunel, viviendo de forma circular, repetitiva, en la cual cuento el cuento, el que acaba donde empiezo yo.
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