martes, 3 de marzo de 2015

El día que lluevan pianos - Marea

Hace tiempo que no escribo. Cuando llevas tanto sin hacerlo las palabras se te atascan en el pecho.
Ella necesita que la quieran, el problema es que no encuentra a nadie que lo haga; yo busco querer, pero no paro más que rondar por la puerta de aquello que llaman amor y que me quedo siempre bajo el dintel de la puerta mirándola pasar. Vamos a morir en este juego, en este no ser nosotros cuando los demás nos preguntan cómo estamos. Llevaba tiempo sin escribir, pero hoy parece que esta maldita canción me remueve por dentro como si por ella me fuera a comer las estrellas una a una, es la excusa perfecta. Ella también desea salir de aquí, lo que no sé es si ya sabe que "aquí" es un lugar que llevamos encima. Ojalá no se de cuenta. Ojalá se quede hasta que yo decida no pasar por aquella puerta. Tal vez el día que lluevan pianos deje de hacerlo, de observar cada uno de tus contoneos de cadera, de jugar al escondite con nuestros corazones en la basura. El pasado me parece unos cuantos días muy largos. Lo que vengo a decir es que no hay colores en este cuadro, que le digo al papel que sigo estando aquí y el eco me devuelve el gemido. Lo que vengo a decir es que, de irme, volvería porque, afuera este portal, el miedo que me da no encontrar a alguien que me pida que regrese. Así que me quedo… aquí, en el umbral de la puerta con cara de estar cabal y maldito por ella. Yo también necesito que me quieran, y sin saber si ella lo hace, me preparo para la lluvia de pianos.



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